martes, 2 de mayo de 2017


LA ORACION





Hay una canción muy hermosa y muy viejita que dice : Orando sin cesar venceremos,para poder vencer necesitas el poder, orando sin cesar venceremos.

Este texto nos habla de la oración perseverante, la oración sin cesar.

La oración debería ser nuestro primer recurso en toda circunstancia.

Aún antes de preocuparnos o angustiarnos deberíamos llegar al trono de Dios .
Generalmente la oración es  a lo último que recurrimos. Cuando nuestras fuerzas ya se han agotado, cuando hemos acabado todas las posibilidades humanas. 
Entonces y solo entonces oramos.

Dios no quiere que esto sea así. Su plan nunca fue que la oración fuera nuestro último recurso para superar nuestras situaciones por difíciles que estas sean.

La voluntad de Dios es que la oración sea el centro de nuestras vidas.

El primer lugar donde vamos cuando estamos en adversidad. A El le gusta escucharnos, El quiere oir de nosotros todo el día.

¿A qué padre no le gusta escuchar a sus hijos? Sentir cuando hablan, rien, cantan, cuando piden, pero sobre todo cuando nos dicen te amo, te necesito.
Es igual con Dios , El es nuestro Padre amante, amoroso. Dice la palabra que El nos anhela celosamente, somos sus tesoros, la niña de sus ojos.

Cuando tenemos esa comunión con El por medio de la oración  se alegra, su corazón se goza. 
Es ahí cuando el comparte con nosotros sus secretos, sus planes, su amor, su misericordia.
La cosas cambian a nuestro favor las circunstancias.

La oración se convierte en la clave para ver cambios en nuestras vidas, en nuestras familias, en todo lo que nos rodea.

Lo más lindo quizás sea el crecer en intimidad con El, en madurar, en convertirnos en canales de bendiciones para otros que tanto le necesitan. 
Porque a través nuestro comienza a derramar su amor y misericordia a otros.
Mediante la oración nos convertimos en sus amigos y nos enseña como bendecir a otros.

Comencemos el día orando, caminemos todo el día orando y terminemos el día orando.

El apóstol nos insta a orar en todo tiempo y lugar.
Dice el texto que la oración del justo puede mucho, no es que seamos justos por nosotros mismos. Sino que nuestro Señor Jesús nos justifica delante del Padre y nos hace justos. 
Así nuestra oración se convierte en algo eficaz, porque la hacemos en el nombre de Aquel que es Nombre sobre todo nombre. 
Aquel que ya venció por nosotros e intercede delante del Padre como nuestro Sumo Sacerdote.

Ora en todo momento, que nada ni nadie detenga tu oración.

Cuando oramos activamos nuestra fe, y la fe mueve la mano de Dios. Donde El encuentra fe su mano comienza a moverse.

Haz la prueba ven cada día , en todo tiempo,al trono de la gracia y prueba el extraordinario poder de la oración perseverante.

Dios te bendiga mucho, nos leemos prontito.




NO OLVIDES DIOS TE AMA Y NOSOTRAS TAMBIÉN

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