miércoles, 27 de septiembre de 2017

Sandra López

Cuando dice TODO es TODO





El consultorio era pequeño y muy pulcro. Una ventana enorme dejaba entrar el tibio y radiante sol.
Tantas veces Julia se había sentado en la misma silla,buscando respuesta a sus dolencias.
Conocía muy bien a su médico y con solo mirarlo podía hasta adivinar lo que diría.
Ese día ya estaban pronto sus resultados finales.
Julia pensó en sus dos hijos pequeños, en su amoroso esposo y sobre todo en el Dios a quien amaba y a quien se aferraba.
-Bueno, no tengo buenas noticias- la voz del facultativo llamó su atención  - Lamento mucho tener que decirte esto, pero tal como pensamos, el tumor es maligno. Tienes cáncer.-
La temida palabra retumbó en el pequeño recinto.
Julia lo miró y dibujó una sonrisa en sus labios.
-Tranquilo doctor, esto también Dios lo revertirá en bendición para mi-

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Mucha gente llenaba la triste sala, Luis podía ver rostros desesperados llorando sin poder contenerse.
Miro el ataúd, aunque allí estaba el cuerpo de su padre, no su alma que ya descansaba con su Señor.
Recordó las palabras de su progenitor :
-Luis, el día que yo parta a mi morada eterna, por favor háblales a los que me lloren del amor de Dios y explícales como esta muerte momentánea también se vuelve bendición para los que amamos y nos aferramos al Dios de los cielos-

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La lluvia caía suavemente, estaba llegando la noche.
Golpeó tímidamente la puerta.
Solo llevaba en una mano una pequeña maleta con algunas cosas personales suyas y de su hijo. 
Asido de su otra mano su pequeño que apenas sollozaba.
Salió de su casa aprisa, su esposo otra vez borracho le había golpeado. 
Recordó que su pastor le habia dicho que podría ir con ellos si lo necesitaba. 
Ese día había decidido dejar atrás su miseria.
La puerta se abrió. 
Su amable pastor la miro le extendió la mano y mientras la ayudaba entrar solo dijo :
-No te preocupes amas a Dios de modo que esto también se volverá una bendición para ti -

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Tres circunstancias diferentes, dolorosas, que no quisiéramos enfrentar en ningún momento. Pero un común denominador en todas ellas.
La seguridad inamovible en la promesa de Dios, que para quienes le amamos y confiamos en el TODAS las cosas nos ayudan a bien.
Cuando dice Todas es Todas. 
Las buenas y las malas. las lindas y las feas, las que me gustan y las que no me gustan, Todas me ayudan a bien si le amo y confió en El.

Tal vez me digas, claro puedes decir eso porque no tienes un marido que abuse de ti, puedes confiar porque tu hijo no esta en la droga, o la enfermedad cruel no a tocado tu puerta.
Hablas así porque no conoces en realidad mi problema. No puedes imaginar lo terrible de mi situación.

Y tienes razón, no puedo ni imaginar lo que es estar en tu situación. Pero conozco alguien que si lo sabe.
Ese es Dios, ese Dios que esta cerca tuyo en todo momento.

Pregúntale a Ana, por mucho tiempo sufriendo el desprecio de Penina por no poder darle hijos a su esposo. Padeció confiando en Dios y desarrollando su fe. 
El Señor escucho su voz y revirtió su lamento en baile al permitirle ser la madre del gran Samuel, hombre temeroso de Dios.

Habla con Rut, viuda muy joven, trabajando en campos extranjeros. Se amparó baja las alas del Dios Todopoderoso y su vida de sacrificio se revirtió en una vida bendecida. 
Casándose con un hombre respetado en Belen y concibiendo a un hijo que sería el abuelo del rey David.

Pero aún más una corona de espina, un manto de injurias, unos clavos duros y una cruz maldita, cambiaron para bendición de todos aquellos que se rinden ante ella.
Lo que pareció una tragedia, se cambió en victoria.

Es que la palabra lo dice y ella no miente cuando amamos a Dios, nos aferramos a él no importa cual sea la situación TODO nos ayuda a bien.

Dios nos moldea a través de las circunstancias adversas, cuando estamos listo recibimos la bendición.
La voluntad del Padre es que entendamos como Job que debemos aceptar todas las cosas que nos sucedan, porque de todas ellas El tiene el control.

El no nos olvida, en ningún momento. 
Mira cuando estamos sufriendo en una cama por nuestra enfermedad, el ve cuando somos maltratadas y despreciadas.
Oye cuando derramamos delante de su presencia nuestras lágrimas pidiendo por nuestros hijos.
El nos ve.

Quizás digas: -bueno y entonces  ¿para qué lo permite?-

Yo creó que el no se equivoca y todo lo que pasamos aquí aunque sea  adverso, produce en nosotras como dice Pablo un mayor peso de gloria. 
Cualquier situación dolorosa es momentánea. 
Dios nos esta moldeando y preparando para derramar sobre nosotras su bendición.

Lo que sea que nos ocurra, será para nuestro bien.
En el proceso no te desanimes, no bajes los brazos, no dejes de creer, no tires la toalla.
No dejes de confiar, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de nuestra fe.

Todo cuanto pasa y ahora no entendemos, Dios lo volverá en bendición.

Cambiará tu tristeza en baile, tu llanto en alegría. Secará tu enfermedad, volverá a dar vigor a tus huesos.
Transformará la vida de tu esposo, restaurará la vida de tus hijos.
Tendrá misericordia de nosotras. 
Nos levantará.
Pondrá nuestros pies sobre rocas firmes, se gozará y habrá cánticos nuevos en nuestras bocas.

Miraremos atrás y veremos como agua que pasaron nuestros pesares y ya no nos acordaremos de ellos.
Porque le amamos, nos aferramos a El y El se encarga de revertir para bien nuestro cualquier situación.
No lo dudes ni por un instante, El prometió El hará.

Que nuestro Señor te bendiga mucho, abrazo enorme. Nos leemos pronto.



NO OLVIDES DIOS TE AMA Y NOSOTRAS TAMBIEN.


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